sábado, 2 de marzo de 2013

EUROPA

No se ya por qué pero la cuestión es que recibo una revista de la Comisión Europea que se llama panorama inforegio, que dedica su número de invierno a: Smart specialisation. The driver of future economic growth in Europe`s regions, un detallado informe sobre la situación europea al respecto que se apoya en la región como unidad de información.

Esto de un Europa de las Regiones, cuyo presidente es precisamente el de la nuestra, es una cuestión que me suena a cortina que difumina la realidad a cuya intencionalidad última debiéramos dedicar probablemente cierta atención. Pero los datos y las cartografías que recoge el informe son ya de por si suficientemente elocuentes. Observemos el marcador de la innovación regional europea de 2012 que aporta el Informe de la Comisión:



Las regiones pueden son en relación a la innovación: líderes (azul), perseguidoras (verde), moderadas(amarilla) o modestas (naranja). Así cada uno según donde se mueva puede conocer la capacidad innovadora de su espacio inmediato, pero si observamos el mapa globalmente se percibe con claridad que la innovación es un vector centrífugo, cuanto más centrados estemos en Europa más innovación tendremos alrededor y Berlín es sin duda el centro de la diana. Y si la innovación es la economía sana y bonita: ¿no estaremos delante de un mapa del poder? Si así fuera los ciudadanos de la regiones azules serán líderes, los de las verdes perseguidores de los líderes, los ciudadanos de las amarillas serán ciudadanos de moderada influencia y los naranjas, nosotros y algunos periféricos más, en realidad los griegos y aquellos que también lo fueron durante años de la antigua URSS, solo somos modestos ciudadanos (vuelve la paradoja de que los lideres ofrezcan la representación de la presidencia a un ciudadano modesto, pero sigamos)

Nos venden Europa como un espacio de la igualdad, igualdad de derechos, igualdad de oportunidades, igualdad económica, igualdad de mercado; pero este mapita hecho por los técnicos europeos que tanto le gusta la geografía estadística dice que Europa es un espacio de la desigualdad, de la más absoluta desigualdad y del desequilibrio, con unos lideres muy bien centrados y unos modestos muy bien dispersos por su periferia, en el fondo una corona de protección que los bunkeriza de aquellos dramas que se producen más allá de sus bien protegidas fronteras por esta tropilla de modestos que somos.

En consecuencia Europa engaña, estafa, abusa porque su realidad es la de un Imperio centralizado con su nueva Roma y su extraña Cesar que en nada se propone alterar el presente estado de la cuestión. Así, qué toca a las provincias lejanas. Parece que seguir el juego, creéreselo, es lo menos responsable, lo menos ético, si defendemos algún equilibrio, o una mejor distribución del conjunto de riqueza. Sin embargo en eso estamos, haciendo todo lo que nos dicen a ver si consiguiéramos para el próximo Informe mantener el presidente pero habilitar una nueva categoría quizá roja que sea la de los desahuciados, los desprovistos, los ausentes, los externos, la irrecuperable canallesca.











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