miércoles, 11 de diciembre de 2013

SECUESTRO SIN RESCATE

Desde la profunda crisis del 98, hablo del siglo XIX, España como concepto es un problema, que para Ortega y Gasset, por ejemplo, ya en 1921, caracterizaba por un déficit de vertebración, y que con la Constitución vigente, como casi podemos ver a diario, en forma alguna se resuelve con la puesta en marcha el Estado de las Autonomías que nos rige. Pero la Región de Murcia, con la aprobación de su Estatuto en el 82, se quiera o no, tiene la competencia absoluta en materia de arquitectura y urbanismo. Han transcurrido desde esa aprobación ya más de 30 años y en consecuencia podemos y debemos preguntarnos por el estado de la arquitectura y del urbanismo en esta Región.

Esta será la tesis: la arquitectura, y el urbanismo también, ha terminado completamente secuestrada por un peligroso conglomerado de agentes públicos que se han  terminado aprovechando de la crisis económica actual para terminar de constituirse y actuar pasando casi desapercibidos.

El conglomerado público se ha ido constituyendo progresivamente, adquiriendo cohesión con el paso del tiempo a base de expulsar los elementos centrífugos e incorporar los centrípetos, pero hoy se puede decir que ha adquirido su completa madurez y su perfil se reconoce con toda nitidez. El conglomerado, como todo conglomerado se compone de elementos diversos, entre los que destacan: técnicos, políticos y altos funcionarios, nombrados en rango creciente de relevancia. Técnicos, fundamentalmente arquitectos. Políticos, en todos sus cuadros: concejales, alcaldes, directores generales, consejeros. Y altos funcionarios tipo: interventores, secretarios, tesoreros, etc.

El conglomerado, que me atrevo a denominar como “tormo”, tiene por principal misión adoptar la práctica totalidad de las decisiones públicas que tienen que ver con estas materias, con independencia de que su ámbito de acción se pueda extender a otras áreas también de su competencia, y, precisamente, en la naturaleza de las decisiones que adopta puede reconocerse el odio profundo, íntimo, que profesa a la arquitectura y el urbanismo. Por eso puede hablarse de secuestro porque quienes tienen la obligación de impulsar una materia dada actúan por el exterior de los criterios que le corresponden. Si en algún momento se clamó por la muerte del urbanismo o de la arquitectura, como una reivindicación, hoy el urbanismo o la arquitectura, aquí, son cuerpos encarcelados, y vigilados por quienes tienen la obligación de su cuidado y desarrollo.

No hay tiempo para desarrollar esta interpretación de forma exhaustiva, científica o razonadamente técnica, pero creo que tres ejemplos pueden al menos hacer pensar que parte o todo de este secuestro se está produciendo. Un secuestro, por cierto, sin rescate, porque no es una razón económica la que los moviliza, sino estrictamente emocional. Pero vayamos a los ejemplos.

Ejemplo 1: Lorca.
El terremoto de Lorca de mayo de 2011 destrozó una parte importante de la ciudad y pronto se llegó al consenso de su reconstrucción, reuniéndose para ello cientos de millones de euros, si sumamos las aportaciones de las diferentes vías que están concurriendo. Toda la reconstrucción de Lorca ya está en marcha en un tiempo relativamente breve, comparado por ejemplo con el terremoto y tsunami de Japón de marzo del mismo año, una comparación, por cierto, muy reveladora en diversos aspectos. Pero de qué reconstrucción estamos hablando. Voy a leer la nota de prensa del propio Ayuntamiento de Lorca cuando informa de las mejoras introducidas en el proyecto de reconstrucción del último edificio que quedaba pendiente:

22/11/2013.
El inicio de las obras de reconstrucción de un nuevo edificio en La Viña eleva la cifra de viviendas en reedificación a 800

El Alcalde de Lorca, Francisco Jódar, ha asistido esta mañana al acto de inicio de obras para la reconstrucción del edificio “Granada”, unas de las construcciones que tuvieron que ser derribadas a consecuencia de los daños provocados por los terremotos del año 2011. Este gran edificio, el último en ser demolido en el Barrio de La Viña, comienza su reconstrucción y lo hace con el objetivo de ser mucho mejor que antes de los seísmos. Se reconstruirán las 48 viviendas y los 4 bajos comerciales, pero además los vecinos dispondrán de más plazas de garaje, mejoras constructivas y decorativas, viviendas más eficientes en cuanto a energía, acústica o aislamiento, y todo ello en un edificio más sólido. Con el comienzo de las obras en el Edificio Granada, las viviendas en reconstrucción superan las 800, además de las 70 que ya han vuelto a ser habitadas. Casi todos los edificios de La Viña están en pleno proceso de reconstrucción, algunos en un estado muy avanzado. La reconstrucción de La Viña va a toda velocidad conformando un nuevo barrio con edificios mejores y más fuertes. Por mi parte, quiero felicitar a todos los vecinos del Edificio Granada, comenzando por el Presidente de la Comunidad, nuestro querido Pedro Ayala, y siguiendo por cada una de las personas que aquí vivirán porque han sido ejemplo de unión para conseguir el objetivo deseado por todos. Han superado cualquier tipo de obstáculo y todos sus esfuerzos tendrán la justa recompensa de poder volver a casa muy pronto, a una casa que será mejor.

El Alcalde ha anticipado que de manera inminente comenzarán las obras de regeneración del Barrio de La Viña, que supondrá una actuación integral sobre un área de casi 100.000 metros cuadrados que incluirá la renovación de servicios soterrados, creación de más zonas verdes, instalación de nuevas luminarias y mobiliario urbano, calles más accesibles, nuevos espacios vecinales, más plazas de aparcamiento,… Todo ello será posible gracias a una inversión de 5´8 millones de euros por parte de la Comunidad Autónoma que permitirá configurar el mejor barrio de toda la Región de Murcia.

Los datos del nuevo edificio. Se trata de un inmueble ubicado en el Barrio de La Viña, en concreto se reconstruirá en la Avenida de La Salud, números 2 y 4. Serán reedificadas las 48 viviendas existentes antes de los seísmos, distribuidas en seis plantas y que conservan las mismas dimensiones y orientación que las que tuvieron que ser demolidas. También se reconstruyen los cuatro bajos comerciales preexistentes que conservan la misma ubicación aunque pierden un poco de superficie debido al aumento de espacio en zaguanes, escaleras y ascensores para adaptarlos a la normativa actual. Esta nueva construcción contará con mejoras muy importantes con respecto a la demolición que fuera demolida como es el caso de:
Una planta de sótano adicional para plaza de garaje
Cociente sísmico superior a la normativa vigente.
Calificación energética de categoría “B”.
 Fachadas con aislamiento térmico y cámara de aire ventilada.
Carpintería metálica de acero inoxidable y aluminio con rotura de puente térmico y triple vidrio.
 Aire acondicionado y calefacción en todas las viviendas.
Puerta acorazada de entrada a cada vivienda.
Puertas interiores de roble, alicatados de Porcelanosa, suelos interiores de gres porcelánico o pavimento laminado, cocinas totalmente amuebladas con electrodomésticos incluidos.

Ejemplo 2: El planeamiento general
Me atreveré a asegurar que todo el planeamiento general de la Región de Murcia, todo, absolutamente todo, es obsoleto, desproporcionado y manifiestamente maléfico. Pues bien no existe, al menos que yo conozca, la menor intención de revisarlo.

Ejemplo 3: Operación plastificado
Que plastificar la ciudad sea el procedimiento adecuado para alcanzar el enunciado objetivo de embellecerla, resulta como mínimo paradójico, en un mundo pendiente de la sostenibilidad. Leeré, para acabar, una noticia al respecto de ayer mismo publicada en el periódico de La Verdad:

Nuevos vinilos cubrirán un solar de San Pedro y los cines Floridablanca.
El entorno de la iglesia de San Pedro -sede de la cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza, María Santísima de los Dolores y del Santo Celo por la Salvación de las Almas- y el local que ocuparon los cines Floridablanca, en El Carmen, contarán en breve con nuevos vinilos decorativos a petición de las juntas municipales. En el caso de San Pedro, la Concejalía de Calidad Urbana e Infraestructuras pretende cubrir las vallas de obra de un solar ubicado en la misma plaza de San Pedro, donde se pretende levantar un nuevo edificio de viviendas. Las imágenes seleccionadas por el fotógrafo Joaquín Zamora, y a las que la concejal Ana Martínez Vidal le ha dado el visto bueno tras el beneplácito del alcalde, corresponden a la Semana Santa murciana, y en ellas figuran detalles de 'La Cena' de Salzillo, una de las obras cumbre de la imaginería barroca, que pertenece a la Cofradía de Jesús; escenas de penitentes, así como detalles de monas, caramelos, palmas, bocinas.

Para cubrir los degradados bajos de los cines Floridablanca, cerrados al público en enero de 2006, se ha elegido una imagen en gran formato del interior del Real Casino de Murcia. La edil Martínez Vidal asegura que se ha pedido permiso al propietario y ha autorizado la actuación. «Como en otras zonas, lo que se pretende con estos elementos es mejorar la visión de entornos comerciales que puedan verse degradados por tener un solar en obras o un local cerrado. Así hemos actuado ya en Jabonerías, en Trapería, en la plaza de Las Flores y en Calderón de la Barca», expone la edil popular, quien apunta que el vinilo de la calle Serrano Alcázar se ha retirado, ya que han empezado las obras para levantar un edificio, aunque será trasladado a uno de los laterales del antiguo inmueble de La Oca, en la calle González Adalid. 

viernes, 1 de noviembre de 2013

UNA CARTOGRAFIA PENDIENTE

Creo que tiene más de 25, soy pésimo para actualizar la edad, y es mi hija. Mi única hija (también tengo un hijo pero les separan demasiados años). La semana que viene inauguran un espacio, el espacio, que llevará por nombre La Enredadera. Inquietante nihilismo activo en su estado más puro, más nítido y más tierno, más entusiasta. Es un proyecto educativo alternativo, para todos aquellos que no creen en el sistema, que desconfían de él.

Son cuatro "locas" que a base de jornadas de trabajo exitosas han conseguido que una casa en ruina total de la huerta, una de esas que pasa una acequia por debajo, llegue a parecer un lugar habitable aunque no consiga serlo, todo ello por 1.000€, contrato de cesión incluido. Y dicen que hay padres interesados en dejar allí a sus hijos. Algunos resulta que son amigos. Y dicen que para el curso que viene confían en llegar a su cupo: 15. Y es posible que lo consigan.

Yo he intentado disimular mi desacuerdo durante un tiempo, defendiendo que el estado, nuestro estado, es capaz de aceptar la discrepancia y que lo acertado es trabajar dentro de él en su transformación, pero bien pensado cómo, dónde y sobretodo cuándo.

Pudiera ser que vivimos la gran fractura. Pudiera ser que la sociedad, resquebrajada, empuja sin remisión hacia afuera. Pudiera ser que los de dentro hayamos creado una muralla y en sus puertas exigieran el carnet de la claudicación y en su interior unos tibios y avejados críticos no ejerzamos más que de ignorantes bufones. El retorno a un régimen que pensabamos cerrado por la historia.

Y pudiera llegar a ser que asistamos a un cambio silencioso que tiene, aquí, la huerta como territorio de experimentación. Y no será una casualidad. La huerta es el afuera literal de una ciudad podrida. Dice hoy el periódico que nuestro Alcalde, ese que lleva veinte años frotando su bastón a ver si saliera el genio, le ha dicho a la oposición que para debates mejor se esperen a las elecciones, que de momento es tontería. Y entonces se comprende que frente al enquistamiento del no proyecto urbano, social y político, que ya amenazan con prolongar más de un lustro, después de dos décadas, y que no es un caso aislado sino pequeño botón de muestra de un sistema tetrapléjico, surjan micropoyectos rurales liberalizados de cualquier tipo de dependencia. Micropoyectos que parten de cero, desconfiados de toda herencia, y que por tanto se exigen repensarlo todo. Todo en cuestión, todo a debate, todo a reconsideración. Un trabajo bárbaro en el que toda concreción significará alejamiento. Y así con el paso del tiempo la distancia aumenta y la reinserción se imposibilita, porque incluso puede que ya sea otro mundo.

Y si así fuera, mi hija sería una heroína que su triste padre se resiste a reconocer, no fuera que arrastrara el implícito reconocimiento de su propio fracaso.

Por otro lado se está corriendo la voz, algo está pasando en la huerta, me dijeron el otro día a la salida de la filmoteca, como informándome. Yo callé, todavía callo, todavía me resisto,  aunque cada vez sea más débilmente, pero al menos alguien debiera empezar a cartografiarlo.




domingo, 7 de abril de 2013

Jan y Jacqueline

Partieron en coche de Toulouse con dos intenciones muy definidas: estrenar su matrimonio, se acaban de casar, y captar L'Espagne du Sud.  Un sur que decidieron sobre la marcha que empezaba en la provincia de Murcia.  Era el año 1951. Las primeras fotos las hiceron en la ciudad de Murcia, una vista de la Torre de la Catedral desde El Malecón, los Salzillos,... pero no era eso lo que iban buscando; se acercaron despues a la ciudad de Cartagena, el Puerto, el Parque Torres,... pero tampoco era eso, por sus propias palabras ellos buscaban una esencia, la sustancia misma de la vida cotidiana de este pais, toda vez que se habían prohibido el tópico de "sol y castañuelas"; decidieron regresar al interior, molinos de viento en el Campo de Cartagena, tampoco, hasta que llegaron a Lorca y allí sí, allí era perceptible con toda claridad que la vida palpitaba fresca, directa, inmediata, fluida, dura pero franca.

Lorca era un ir y venir del campo y de la huerta al pueblo. El contexto productivo ya era sin duda el sur buscado, pero el núcleo en el que todo convergía todavía lo era con más entusiasmo. Y no creo que sea atrevido decir que en Lorca consolidarían las bases de su propia existencia: una vida en pareja dedicada a la expresión de la fotografía subjetiva. Jan ya era famoso, sobretodo por el reportaje de la liberación de Toulouse en agosto de 1944, que incluía un primer retrato asombroso de Charles de Gaulle, pero su trabajo hasta entonces siempre había sido por encargo. En Lorca estrenaron una vida y una fotografía independientes, dos decisiones que resultaron definitivas.

Mi abuelo en aquel año de 1951, tenía 52 años una mujer (mi abuela) y dos hijos (mi padre y mi tio). Vivian en la Huerta del Nublo, la primera diputación Guadalentín arriba, en la que que compartían huerta, secano, cerdos, cabras, conejos, gallinas, pavos, un mulo y un carro. No se si mi abuelo y Jan llegarían a conocerse, si sus miradas en algun momento se cruzaron, si incluso ese mulo y ese carro fueran los de algunas de las fotografías de Jan. Pero yo que sí conocí a mi abuelo y mi abuela en su contexto, que aún recuerdo el día que llegó el agua potable, tambien puedo decir que conocí ese mismo sur, esa misma luz, esas miradas, esos flujos, esa energía, esa transparencia, esa atmosfera.

Jean Dieuzaide, este es el nombre con el que ha sido tan reconocido hasta convertirse en el fotografo frances más prestigioso del siglo XX, volvería otras muchas veces a España, despues de aquel viaje iniciatico del 51; yo tambien iría otras muchas veces a Lorca a lo largo de todos estos años, pero sería en la mañana del sábado de la Semana Santa de 2013, 62 años despues, cuando decidí hacerlo a los mismos lugares que la cámara de Jan, con la asistencia constante de Jaqueline, había registrado, para repetir, yo con mi hijo, la misma acción, sin tener idea de lo que ocurriría pero interesado en evaluar las diferencias. Empecemos por mostrar los resultados:


 
 
 

 

 
 
 
 
 

 


Cada uno que piense lo que quiera, pero a mi me resulta inevitable recurrir a los diagramas sociotécnicos laturianos para poder explicar a la inversa un desmantelamiento de esta magnitud. Lorca ha sido en estos años una agencia empecinada en la destrucción del complejo dispositivo sociotécnico que era su núcleo, por más que saturen sus discursos de refugio en el patrimonio histórico. Eliodoro Puche, su gran poeta maldito, ya lo veía venir, tambien en los 50.

Ciudades muertas
(Del Libro de los elogios galantes)

 Flota un dulce reposo
en la ciudad vetusta... El sol de invierno
sobre las torres y los campanarios
deja la nota gualda de su beso.
Sólo se ven por las estrellas calles
enlutadas y clérigos...
En la fragua sombría, del martillo
sobre el yunque se escucha el tintineo.
Un ciprés se recorta
en el azul del cielo,
al elevarse rígido
de las ruinosas tapias del convento.
Un misticismo suave
lo llena todo... Un ciego
salmodia su aprendida melopea
en el atrio del templo.


De mi cosecha y como resumen esta comparativa última de una foto anónima con la de la inaccesible actualidad :










domingo, 24 de marzo de 2013

OLIVER Y BENJI

Crecieron juntos en el vivero municipal y cuando solo eran un esqueje descubrieron su mutua capacidad de mantener una conversación. Hablaban sobretodo en las largas noches por miedo a ser descubiertos por los jardineros que solo los vigilaban de día. Sus conversaciones con el paso del tiempo evolucionaron hasta un pensamiento crítico sobre su estática situación, y una noche concreta, que ya no son capaces de fijar, la conversación dio un giro relevante al proponerse imaginar alguna acción que pudiera mejorar su vida tan rutinaria. Con una excitación desconocida fijaron un objetivo: salir de allí. No era fácil no conocían ningún otro árbol de aquel vivero que hubiera sido capaz de moverse un milímetro de su emplazamiento en el apretado pelotón que formaban. Sin embargo ellos tenían una ventaja, una gran ventaja, como estaban junto a la puerta disponían de vía libre para iniciar un desplazamiento sin el impedimento que significaría molestar a cualquier compañero.

Las primeras noches solo eran capaces de traspasar la puerta y dar unos tímidos y torpes pasos por la carretera de acceso al vivero. En cualquier caso, adaptarse al movimiento estaba condicionado por el perímetro circular de la jardinera que los contenía, lo que exigía un balanceo muy controlado si pretendías describir una línea recta que también descubrieron que constituía el mejor procedimiento para avanzar con rapidez, aunque otras veces se concentraban en dibujar orgánicas formas más o menos circulares que incluso les resultaban más fáciles de trazar.

Cuando cogieron  confianza las exploraciones nocturnas empezaron a alargarse convirtiéndose en itinerarios urbanos propios de una clásica deriva situacionista. Siempre los hacían de noche y en estado permanente de alerta por el profundo temor que tenían a todos los humanos, aunque solo tuvieran el conocimiento preciso de los jardineros que los controlaban, convencidos de que si alguien los viera en acción serían denunciados y perderían esa maravillosa libertad de movimientos que habían alcanzado.

En sus derivas fueron detectando otros arboles perdidos por la ciudad que ocupaban inexplicables situaciones aparentemente arbitrarias, sobre las que solo alcanzaban a reconocer una cierta intencionalidad de molestar. Intentaron comunicarse con estos arboles solitarios y desperdigados, pero nunca encontraron respuesta. Durante tiempo, sobretodo en los amaneceres después del retorno, se interrogaban buscando una explicación por el autismo generalizado de la especie, que solo ellos habían sido capaces de superar, pero como nunca encontraban una respuesta convincente terminaron abandonando esta inquietud. Sin embargo este hecho les llevó a pensar que ante cualquier amenaza que detectaran en los recorridos lo más conveniente sería pararse de súbito y simular ser alguno de aquellos tristes arboles dispuestos al tun tun. Empezaron a practicarlo y comprobaron que tenía una enorme eficacia. A nadie inquietaba ver un par de arboles dispuestos en un sitio cualesquiera.

Fue así que un día que iban ya con muy buen ritmo como si de patinadores nocturnos se tratará que detectaron algo en movimiento que despertó su típica inquietud y se pararon de inmediato como ya tenían ensayado. Hasta entonces nunca habían atendido lo que les rodeaba, pero aquella noche allí parados observaron que estaban junto a una cristalera. Detrás de ella un grupo de humanos numeroso observaban una pantalla verdosa en la que otros humanos más pequeños se disputaban la posesión de una pelota que solo manejaban con los pies. Aquella disputa despertaba puntuales excitaciones en los atentos humanos que de nuevo les resultaban inexplicables, en cualquier caso aquella experiencia visual que tomaron por una perfomance abrió nuevas conversaciones entre ellos despertando un nuevo deseo de entender aquello que ocurría en la pantalla y que tanto atención despertaba.

Sus paseos nocturnos dejaron de ser derivas, iban directamente junto a esa cristalera o a otra de las muchas que fueron descubriendo que había por la ciudad a observar el fenómeno. El progreso era diario y celebraron especialmente el día que entendieron la regla del fuera de juego, sin esa norma realmente la lógica del fútbol era incomprensible.

En los días siguientes se despertó en ellos una nueva inquietud ¿Por qué no probamos a jugar nosotros dos? - Muy buena idea, solo necesitaremos una pelota y quizá formar una pequeña portería. Buscando junto a los contenedores pronto descubrieron una pelota que aunque no estaba en muy buen estado les permitió dar sus primeros toques y pases. Recorrían entonces la ciudad de una forma nueva intentado trenzar sus movimientos con golpes fluidos al balón.

Una noche que pasaban junto a una Iglesia se percataron de que en la base de la torre que sobresalía del resto de la nave había una pintada muy sencilla de tres trazos, dos paralelos y verticales que iban del suelo hasta una altura de aproximadamente dos metros y otro horizontal que unía sus extremos superiores. Aquello era, sin duda una posible portería de fútbol. Efectivamente las primeras probaturas lo confirmaban, uno se ponía delante de aquella figura y el otro alejado razonablemente le disparaba chuts con la pelota, estaban así un rato y luego se cambiaban de posición. Aquello conforme pasaban las noches y aumentaba la pericia les dejaba exhaustos, haciéndose muy pesada la vuelta al filo de la madrugada al vivero.

Todo se complicó una noche que uno de ellos en un intento de remate de cabeza sufrió la dislocación de una rama que le produjo un dolor profundo y le dejó paralizado. Lo peor era que no recuperaba y se sentía completamente incapaz de volver al vivero como siempre. Un imprevisto que los desconcertó profundamente. Analizando la situación solo veían una solución: permanecer allí, manteniéndose el día que ya llegaba completamente estáticos, como tantos otros arboles habían ido reconociendo, asumiendo el riesgo de que los echaran de menos en el vivero. Así lo hicieron, descubriendo que el reposo les resultaba muy reparador. Una nueva vida se abría, por el día estarían tranquilos en aquel rincón de aquella plaza y la noche la podrían destinar a practicar su deporte favorito. Felices ante los progresos que sus vidas estaban experimentando les sorprendió profundamente que dos niños relativamente pequeños con una pelota bajo el brazo se quedaran atónitos ante ellos.


Hasta entonces nadie habia reparado en ellos cada vez que se paraban y se estaban quietecitos. ¿Quien habrá puesto estos arboles aquí? se preguntaban los chavales. Oliver y Benji, así habían decidido llamarse los árboles, tenían una respuesta clara pero su ley del silencio les impedía compartirla. Los niños desconcertados, despues de comprobar su incapacidad para desplazar aquellos pesados maceteros que les impedían jugar como cada tarde, abandonaron el lugar.

Oliver y Benji entraron en un estado melancólico, se veían responsables pero no encontraban solución para la controversia en la que se vieron envueltos. La preocupación los paralizó y allí permanecieron  estáticos el resto de sus días, solo dedicados a tranquilas conversaciones cifradas.

sábado, 2 de marzo de 2013

EUROPA

No se ya por qué pero la cuestión es que recibo una revista de la Comisión Europea que se llama panorama inforegio, que dedica su número de invierno a: Smart specialisation. The driver of future economic growth in Europe`s regions, un detallado informe sobre la situación europea al respecto que se apoya en la región como unidad de información.

Esto de un Europa de las Regiones, cuyo presidente es precisamente el de la nuestra, es una cuestión que me suena a cortina que difumina la realidad a cuya intencionalidad última debiéramos dedicar probablemente cierta atención. Pero los datos y las cartografías que recoge el informe son ya de por si suficientemente elocuentes. Observemos el marcador de la innovación regional europea de 2012 que aporta el Informe de la Comisión:



Las regiones pueden son en relación a la innovación: líderes (azul), perseguidoras (verde), moderadas(amarilla) o modestas (naranja). Así cada uno según donde se mueva puede conocer la capacidad innovadora de su espacio inmediato, pero si observamos el mapa globalmente se percibe con claridad que la innovación es un vector centrífugo, cuanto más centrados estemos en Europa más innovación tendremos alrededor y Berlín es sin duda el centro de la diana. Y si la innovación es la economía sana y bonita: ¿no estaremos delante de un mapa del poder? Si así fuera los ciudadanos de la regiones azules serán líderes, los de las verdes perseguidores de los líderes, los ciudadanos de las amarillas serán ciudadanos de moderada influencia y los naranjas, nosotros y algunos periféricos más, en realidad los griegos y aquellos que también lo fueron durante años de la antigua URSS, solo somos modestos ciudadanos (vuelve la paradoja de que los lideres ofrezcan la representación de la presidencia a un ciudadano modesto, pero sigamos)

Nos venden Europa como un espacio de la igualdad, igualdad de derechos, igualdad de oportunidades, igualdad económica, igualdad de mercado; pero este mapita hecho por los técnicos europeos que tanto le gusta la geografía estadística dice que Europa es un espacio de la desigualdad, de la más absoluta desigualdad y del desequilibrio, con unos lideres muy bien centrados y unos modestos muy bien dispersos por su periferia, en el fondo una corona de protección que los bunkeriza de aquellos dramas que se producen más allá de sus bien protegidas fronteras por esta tropilla de modestos que somos.

En consecuencia Europa engaña, estafa, abusa porque su realidad es la de un Imperio centralizado con su nueva Roma y su extraña Cesar que en nada se propone alterar el presente estado de la cuestión. Así, qué toca a las provincias lejanas. Parece que seguir el juego, creéreselo, es lo menos responsable, lo menos ético, si defendemos algún equilibrio, o una mejor distribución del conjunto de riqueza. Sin embargo en eso estamos, haciendo todo lo que nos dicen a ver si consiguiéramos para el próximo Informe mantener el presidente pero habilitar una nueva categoría quizá roja que sea la de los desahuciados, los desprovistos, los ausentes, los externos, la irrecuperable canallesca.











miércoles, 20 de febrero de 2013

POSTMADRID, destellos de una capital más social, más cultural y más rural.


La siempre intensa experiencia de un sencillo viaje de estudios a Madrid  ha modificado muy positivamente mi percepción de la ciudad hasta hacerme pensar que en Madrid se está produciendo una tranquila regeneración de la vida urbana en la gran ciudad que pronto pudiera tener valiosos efectos sin retorno. Intentaré argumentar las razones de esta feliz perspectiva.

 

Del círculo plástico al escarabajo móvil

La incuestionable evolución, aunque a veces resulte poco apreciable como las agujas de las horas en un antiguo reloj, de la arquitectura, de la gran arquitectura, puede constatarse con luminosa claridad en lo que va del salón de actos del Círculo de Lectores a los Excaravox de Matadero. Dos configuraciones para un único programa de concurrencia pública tan brillantes como contrapuestas que expresan múltiples tránsitos de lo arquitectónico: del fondo del interior al centro de la intemperie; del diseño más que elaborado al reciclaje y aprovechamiento de todo recurso imprevisto; del amor a la forma, al espacio y a la estructura, a la fe en la gestión, en el otro y en la diversidad; de lo artesano a lo industrial; de lo natural a lo tecnológico; pero sobre todo del concepto de círculo, del tránsito crítico de un círculo selecto a un círculo gigante tan bastardo y bizarro como sexy e intelectual que convoca sin discriminación alguna a todas y a todos.

 

Arboles siempre secos y la red policéntrica

Por más que acudas al ecobulevar de Vallecas siempre saldrás con el gusto amargo del vacío, un vacío triste y excesivo, porque la arquitectura hoy es con seguridad con gente, para la gente, en la gente, y allí no encontrarás nunca a nadie. Pero si lo que quieres son pruebas irrefutables de que además es tiempo de debilidad, de fragilidad, de precariedad, (nuevos parámetros desde los que ha de surgir sin reserva alguna toda arquitectura), nada como visitar el estado del árbol contiguo de Toyo Ito en el ¿Parque? de la Gávia. Es aquí, subidos en la colina al atardecer, donde se vislumbra el perfil borroso del derrumbe de la ambición acrítica e inculta que solo tenía lo peor del  Barón Haussmann en la cabeza y que por su desmedida envergadura tardará mucho tiempo en dejar de percibirse. Por el contrario los municipios claros, fuertes, seguros y compactos (al menos en su concepto) del cinturón exhiben su conciencia ya sin ningún sentido de inferioridad y se reconocen como nuevos centros que compiten con el grande, o, mucho mejor, se complementan en la búsqueda conjunta de la gran región, y ahí está Rivas con sus referenciales centros experimentales de niños y jóvenes, en los que es posible imaginar el desarrollo del germen de un nuevo significado para la hoy terrible palabra democracia; o ese centro de arte dos de mayo en el que con la rigurosa exposición Poppolitcs uno se reconcilia por fin con el arte, gracias a la soberbia indagación propositiva de su más que brillante comisario, que deja el simultaneo ARCO de nuevo en la evidencia más que probable de lo que pronto también ha de cambiar.

 

Los nuevos sonidos y los nuevos silencios

Un único motopico en un larguísimo paseo nos recuerda que las obras ya no son protagonistas, que los presupuestos para renovar aceras una y otra vez se acabaron, que el coche quizá ya por fin abandono el liderazgo en el reclamo de que todo a él debe someterse, total para luego terminar viéndolos transitar con la humillación del 50 en túneles interminables. La ciudad ahora es un grito reconfortante de columnas humanas que tocan el tambor y dibujan arañas de patas menguantes engordando un cuerpo social casi a todas horas, porque la ciudadanía es probable que muy desorganizadamente haya decido establecer una voz de fondo constante que quiere cambios profundos, y al paso que va sorprendentemente podría llegar a conseguirlos. Pero la ciudad también debe ser silencio, ofrecer silencio para poder combinar lo social con lo místico, y para eso ofrece dos nuevos lugares de los que puede ronear con descaro en los más exigentes circuitos internacionales. La Antigua Serrería Belga y la Red Bull Music Academy, desde la doble inestabilidad de su futuro y de su efimeridad tranquilizan con aplomo el profundo malestar de la estética contemporánea, demuestran que es posible seguir haciendo arquitectura sin alejarse un milímetro de todas las nuevas condiciones de la actualidad. Puede ser exagerado pero sentirse cerdo o cordero que pisa la misma tierra de los que tenían un final inmediato e irrefutable permite tomar conciencia indiscutida sobre la necesidad de revelarse.

 

La vuelta al mantel de cuadros

Pero sin duda lo que ya resulta irreversible es la activación de la ciudadanía desde la horizontalidad activista, un fenómeno al que contribuyen tanto los éxitos como los fracasos, sea la Plaza de la Cebada o Tabacalera. Los nuevos procedimientos han venido para quedarse, por muchos ajustes que muy razonablemente haya que formular para alcanzar transformaciones de mayor escala. Desde ahí, desde esas experiencias interiores el espacio público ha adquirido nuevas dimensiones que impulsan nuevas experiencias, la calle no es la misma, sus dueños legítimos la han recuperado, la han ocupado y la han reconvertido. Hacía tiempo que no sentía una sensación de pueblo auténtico más placentera que el mediodía de un sábado alrededor de una gran mesa cubierta por varios manteles de cuadros sobre los que fue desfilando todo el cromatismo de la cocina hindú. Quedará para lo privado las conversaciones que los negronis de una larga tarde impulsaron para una inolvidable sobremesa. Madrid ya era otra Madrid.

 

 

 

 


 

 

sábado, 26 de enero de 2013

ACONSEJAME



Homo faber es el título elegido por Richard Sennet para desarrollar un proyecto compuesto por  una trilogía que pretende, y creo que está consiguiendo, actualizar la antigua idea según la cual el Hombre es producto de si mismo, creador de la vida por medio de prácticas concretas, con un único núcleo ético enfocado a determinar en qué medida podemos ser dueños de nuestro destino. El proyecto comenzó con un estudio sobre la artesanía, El artesano, entendida como el empeño de producir la cosas bien hechas, en el que sostiene que en la sociedad moderna la cualidad de hacer bien las cosas, por el simple placer que genera, no tiene la consideración que se merece. El proyecto en 2012 avanzó con una segunda entrega, Juntos, en el que se explora la cooperación enfocada como una habilidad. Queda por delante una última entrega que será un libro sobre la construcción de las ciudades, algo que según Richard Sennet hoy no se hace demasiado bien, alentado por la esperanza de que la comprensión de la habilidad artesanal y de la cooperación social sea capaz de inspirar nuevas ideas sobre una mejor construcción de las ciudades.

Enfrascado en la lectura de Juntos recibo una llamada telefónica y en su transcurso mi interlocutor deja caer con toda la naturalidad el comentario: Ya te pediremos consejo cuando nos veamos. Al colgar quedo conmocionado. ¿Cuánto tiempo hacia que no escuchaba esa expresión, ni en mi boca ni en la del otro? La ausencia de toda posibilidad del consejo quizá sea el mejor indicador del carácter poco, o nada, cooperativo de la sociedad de nuestros días, producto, sin duda, de las transformaciones que el capitalismo contemporáneo ha llegado a operar en todos y cada uno de nosotros y probablemente con especial significación en los arquitectos, el mundo en el que todos lo saben todo, nadie necesita nada: una completa falacia que debiéramos desmontar de inmediato. Y para esto creo que no sirven los colectivos, porque no dejan de constituir  nuevas individualidades, nuevas autonomías, desde el reconocimiento primigenio de la necesidad de ser más de una persona, para seguir siendo una voz individual. Debiéramos reflexionar verazmente al respecto del grado en el que hemos interiorizado los conceptos salvajes de competitividad, la triste reducción de la competencia al recelo sobre el otro, como si nuestra supervivencia dependiera de ello, cuando muy probablemente sea justamente al contrario: solo una eficaz actitud colaborativa, cooperadora, colectiva de colectivos diversos, permitirá la necesaria revalorización de la arquitectura.

Veámonos más frágiles, más incompletos, más inmaduros, más débiles, más precarios, más incompetentes. Veámonos sencillamente lo que somos. Reconozcámoslo y miremos alrededor, atendamos la otredad.

martes, 22 de enero de 2013

ALEGRES FRACASOS

Este blog ya tiene su impulsora autónoma de nuevos contenidos: mi querida Javaloyes, que ahora deja caer su curiosidad al respecto del título del blog. Intentaremos en este post explicarlo. 


El origen es claro: Samuel Beckett. Forma parte de un famoso párrafo de la escuálida y tardía Rumbo a peor, la obra maestra de su última etapa: “Todo de antes. Nada más jamás. Jamás probar. Jamás fracasar. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.  Un cita constantemente utilizada, por ejemplo por Geoge Steiner en una entrevista reciente de Juan Cruz  a propósito de la publicación  de Los libros que nunca he escrito (Siruela) que a su interés por la ausencia de pudor o miedo a las consecuencias del propio libro le responde: "La mejor definición de la vida la hizo Samuel Beckett: Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor. Yo quise fracasar mejor, y es lo que intento decir con este libro". Para una aproximación a la obra le Beckett no dejar de leer el artículo de Enrique Vila Matas BECKETT EMOCIONANTE que tambien comenta la cita. Y así podríamos seguir enlazando multitud de reflexiones ancladas en esa consigna del fracaso.

Pero qué es el éxito ¡Ojo con el éxito! ¿Es qué no hay suficientes ejemplos ya reunidos de que el éxito es un completo fracaso, así como de que el fracaso suele ser un éxito incuestionable? Hablemos de arquitectura que es lo nuestro. Cómo calificar la obra de Santiago Calatrava. Cómo calificar la obra de Enric Miralles. Cómo calificar la obra de Superstudio. Cómo calificar la obra de Cedric Price. Cómo calificar la obra de PKM. Cómo calificar las experiencias artesanales de María G. Javaloyes. Fracaso y éxito son expresiones peligrosas de significado contrapuestos según el calificador. Para mi la obra de Price es un fracaso exitoso y la de Calatrava un éxito fracasado. ¿Qué sentido ético puede tener hoy el deseo de éxito en este contexto que vivimos? - Difícilmente alguno. No tengamos pues miedo alguno al fracaso, el fracaso, su ambición, es el camino. Aceptar el fracaso constantemente pero haciéndolo cada vez mejor es la única manera de tener alguna paz que tranquilice nuestra conciencia y que satisfaga el compromiso.

Solo cabría la excepción de la autentica genialidad (Einstein, Mozart, ¿Le Corbusier?) tan escasamente presente.

Así, para los normales, el fracaso es tranquilidad si se conserva la inquietud de volver a intentarlo, el fracaso es divertido si se práctica la suficiente ironía con uno mismo. El éxito es Belén Esteban o que cada uno añada los arquitectos que le vengan a la cabeza y piense luego en ellos, en sus vidas, en sus círculos. Yo no tengo ninguna envidia y tampoco se la recomiendo a nadie. Yo solo me atrevo a recomendar alegres fracasos.

viernes, 18 de enero de 2013

53

Hoy es mi cumpleaños y como nací en los inquietos 60 me toca cumplir 53, un número indiferente, una edad incierta, lejos de toda juventud, y demasiado distante de una relajante retirada. Hoy también hace 10 años que murió mi muy querido colega Enrique Carbonell, esto sí que son un montón de años de extrañamiento. Dos efemérides bien distintas que intentaré conectar. De otra parte este blog se propone como una experiencia personal de comunicación entre nosotros y a través de él quiero también aprovechar para agradeceros colectivamente a todos los fbamigos vuestras felicitaciones con un entrada más íntima. Intentaré situarme ante un binomio difícil, incómodo pero probablemente insoslayable: pesimismo-optimismo (en respuesta también a mi apreciada Javaloyes)

Ultimamente parece que estas categorías resultan muy significantes, agrupando en los optimistas a todos los que luchan por un futuro y en los pesimistas a todos los que renuncian a ese esfuerzo. Bien, pues si esto fuera así no creo conocer persona más optimista que la que escribe. Así, pediría que todo mi mundo me reconociera como una gran optimista, como un irremediable optimista. Creo en todo y en casi todos, confío en la belleza, en el humanismo incluso, en la bondad, en la moral y el sentido, en la ética, en las personas y en las cosas, en los sistemas, en las estructuras, en la sociedad, en las virtudes y en los espíritus, y tambien creo en mi mismo y en todos vosotros. Ser optimista o pesimista tiene que ver con la actitud frente al mundo de uno y los suyos, y yo sin fisuras confio en mi y en nosotros. Y conforme mi edad avanza y mi espacio se dilata y el nosotros es más amplio: lo ratifico. Y si miro hacia atrás solo veo cosas maravillosas, experiencias plenas, satisfacción constante, aprendizaje progresivo, crecimiento enriquecedor, luego no tengo dato alguno que me permita aceptar la tristeza, la nostalgia, la desesperanza o el desentendimiento.

Pero esta edad me ha enseñado (y probablemente más que nadie Enrique) que en el mundo existen falsos optimistas que enmascaran en una capa de interes público o social, o de progreso, una triste ambición personal de presencia, de protagonismo y, de lo que es más frecuente, de enriquecimiento silencioso a costa de ti y de mi, a base precisamente de nuestra confianza en ellos como parte del todo que queremos. Y estos son los que suelen insistir en la importancia del optimismo, pero ojo, es un optimismo interesado, pervertido, lo que quieren es señalarte a tí y a mi como pesimistas, como incapaces por abatimiento, quieren excluirnos, dejarnos fuera de su competencia. No son muchos, pero ocupan cargos importantes, suelen estar siempre sentados detrá de una mesa grande que impide el dialogo, el compartir, el sano discutir. Tambien se les distingue porque pronto recurren a las normas, a los reglamentos, a las directrices, a las consignas, y resulta imposible dialogar con ellos porque nunca desvelaran las bases de su pensamiento, y tu tan franco, tan claro, tan trasparente, te verás, al poco, desnudo y desvalido, y tendrás frio. Entonces el humor y la ironía entrarán en juego, y aceptaremos la convivencia con el servilismo porque su tristeza arrastrandose por este mundo, su lamento constante de sus problemas personales, nada tiene que ver con nuestra confianza en un nosotros inquebrantable. Ellos hasta con su impecable corbata y tu en pelotas muerto de risa.

La vida indiscutiblemente es finita porque los cuerpos son breves segmentos de tiempo, pero la consciencia de la vida permite la belleza de la evaluación de uno y su contexto. Que no se confunda la satisfacción de la experiencia con el deseo de que todas ellas, las vuestras y las mias, sean plenas.


miércoles, 16 de enero de 2013

TERRIBLE INQUIETUD

 
Estábamos francamente entusiasmados al apreciar lo cerca que estaba el final de un trabajo que por la incorporación de una revisión crítica sustancial del modelo consolidado íbamos a conseguir abaratar hasta reducir a un tercio de su coste habitual: una piscina climatizada cubierta, y social y energéticamente sostenible. Nuestra vanidad nos llevaba a casi oler el éxito. Pero una mañana ya fría de primeros de noviembre de 2011 nos encontramos con una sorprendente escena que nos dejo aún más helados, a pesar de que todavía quedaban brasas candentes. Esa noche uno de nuestros pocos proyectos a futuro había ardido como una espeluznante y gigantesca bola de fuego:
 
 
 
Mas de un año después, ayer, dos noticias se agolpan: el acuerdo para la reconstrucción de la edificación y la publicación de la investigación policial. Ambas invitan a la reflexión, pero, hoy, atenderemos la segunda.

Una vez hecha pública la alta posibilidad de que lo ocurrido pueda calificarse de atentado procede advertir del surgimiento de una fuerza política que defendería una especie de integrismo de la deuda y que pudiera arrastrar a los sectores más débiles de la sociedad. La obsesión por reducir la deuda pública y reducir, al tiempo, los impuestos, solo es abordable desde una radical desaparición de toda acción pública que signifique gasto y desde su constante difusión por todos los medios puede terminar interiorizándose en lo profundo de muchas consciencias. Lo público se reduciría entonces a la sola representación y a la gestión de una mínima supervivencia. Así al tiempo que surgen rechazos radicales por la intensidad de los recortes que se abordan, también empieza a surgir el rechazo contrapuesto por la debilidad con que se ejecutan. Y esto no es ninguna quimera, es una realidad incipiente terriblemente inquietante.

 

sábado, 12 de enero de 2013

CIEGOS DOLOSOS


Leído el informe de la fiscalía sobre la gestión municipal, urbanística y política, en relación con el convenio de Nueva Condomina, que hoy publica detalladamente La Verdad , quisiera resaltar esa catalogación, parece ser que muy conocida en el mundo del derecho, de ceguera jurídica. Resulta que esta ceguera es una especie de antijuridicidad que implica, que termina significando incumplimiento y, en consecuencia, arrastra a la pena como si  se hubiese obrado dolosamente.

No ver, no hacer, no saber, desentenderse, es un grave defecto de irresponsabilidad cuando existe una normatividad, pero qué pasa si nos refiriéramos a otros campos en ausencia de esa normatividad. Desde luego parece fácil detectar que esa ceguera jurídica sería ampliable con más ausencia de visión en ellos: ceguera social, ceguera cultural, ceguera urbanística, ceguera arquitectónica,...y muy presumible sería incluso racionalizable si se elaboraran los informes con el detalle que parece hacerlo la Fiscalía. Pero se ha debido decidir que la norma solo será administrativa y el compromiso ético quedará solo reducido al espacio estricto de la subjetividad. Quizá hubiera de revisarse esta cuestión.


miércoles, 9 de enero de 2013

FIB-1880

El último número del Diario de Murcia: un periodico para todos, de 1880, publica esta sorprendente crónica que relata la forma originaria de lo que llamamos "veraneo", cuando era realmente una fascinante experiencia cultural y social de tono oriental:

Hoy ha sido el gran día para la fiesta de Los Alcázares, que se ha realizado este año con más extraordinaria concurrencia que nunca y con la animación y alegría tradicionales. Se acostumbra a concurrir a la ribera del Mar Menor, frente a lo que se llama el Rincón de San Jinés(sic), sobre la desembocadura de una rambla a la orilla de La Albufera y en el sitio que hoy llamamos Los Alcázares.

Esta romería merecía de la administración tan preferentes cuidados que se construyeron en diferentes puntos del camino que hay desde aquí a Murcia, balsas para depósitos de agua que sirvieran, cuando menos, para abrevadero de las bestias de carga o arrastre; de estas quedan algunas, como las que dan nombre al pueblo de Balsicas, otra que hay cerca del Cabezo Gordo, que llaman Balsaquebrada, y la que hoy existe terraplenada a mano izquierda de la subida al puerto, en tierras del Conde de la Concepción.

Pero aunque no existieran estos testimonios, que revelan el abolengo árabe de esta romería, bastaría verla para afirmarlo: la indolente pereza de estas gentes que pasan la mayor parte del día tendidos a la sombra de sus carros o bajo el lienzo de una mala tienda de campaña, en un parage(sic) donde el sol abrasa fuertemente y las noches son húmedas y frías; la fuerza que en todos hace la costumbre para venir en un día determinado del año a este pedazo de tierra donde no hay en verdad aldea ni simple caserío, por el sólo placer de bañarse; la vida casi en común que aquí suele hacerse, comiendo uno de lo que llevan otros a quienes no ha visto jamás, durmiendo casi mezclados, sin más limitaciones que las indispensables para no ofender el pudor; lo abigarrado de los trajes, de las mantas que tapan las bocas de los carros, las bromas que en todas las horas del día aquí se notan; los bailes, las zambras, los fritos incesantes con que acompañan todas sus diversiones; las gracias, el donaire y hasta las pasiones que parecen ser más violentas, menos disimuladas, y en alto grado espansivas(sic); todo en fin, tiene un tono, un colorido tan marcadamente oriental, que es imposible desconocer.

De grandes distancias llegan a estos sitios familias enteras, vienen por regla general en carros de dos o tres mulas; en el fondo del carro llevan la cama en que han de dormir, la ropa que han de ponerse y la comida para tres o cuatro días; a la espalda del vehículo la perola de hierro, la jaula de las gallinas y el haz de leña, sin otro combustible; dos o tres días antes del 15 de agosto empieza la concurrencia que no cesa hasta pasados algunos días; la multitud se estiende(sic) en un espacio que no habrá bajado este año de tres o cuatro kilómetros sin orden casi tumultuosamente y escepto(sic) en el centro donde se colocan en un orden regular más de cien casetas llenas de toda clase de objetos de comercio; lo demás forma estrechas calles y pequeños pasadizos; las bestias se atan a las ruedas de los carros, los hombres bajo los toldos que se prolongan cosiendo una sábana ó una manta a la visera y atado sus puntas a las varas.

martes, 8 de enero de 2013

SOLO CON ECOLOGIA





Cae en mis manos un pequeño libro de Pre-textos escrito por Wilhelm Schmid con el título de El arte de vivir ecológico que amplia una colección de ensayos en la que, solo en la contraportada, ya aparecen autores como Michel Serres, Wittgenstein, Remo Bodei o Giorgio Agamben. Así el vivir ecológico se eleva a la consideración de pensamiento filosófico contemporáneo. Pero cómo se propone en este texto alcanzar ese noble estado. Pues de una forma relativamente sencilla: a base de una serie de indicaciones prácticas, de recetas, dirigidas directamente al “individuo” para aplicar en los ecosistemas de su cuerpo, su vivienda, su ciudad o su región y que interaccionan con el ecosistema general, de manera que el mismo individuo puede llegar a ocuparse de toda la sociedad de la que es ciudadano. Es una llamada, una oferta, directa a los ciudadanos del mundo para que lo transformen en otro ecológicamente sensible, mediante su concienciación primero y el desarrollo directo de un conjunto de prácticas después. El arquitecto y la arquitectura desaparecen en el concepto y la gestión de la necesaria transformación del mundo. El mundo es insostenible, pero para que deje de serlo lo que se requiere es aplicar un conocimiento que ya existe, determinado por la ecología, desde una organizada conciencia ciudadana. Este texto podría ser una anécdota pero más bien creemos que se trata de un ejemplo claro de una nueva mentalidad colectiva.

El ciudadano y la propia sociedad organizan, básicamente, el mundo en dos grandes tipos de espacios: urbanos y no urbanos. En los espacios urbanos el objetivo será corregir todos sus déficits medioambientales, desde la sensibilidad particular de los individuos o desde el afán propagandístico de los agentes públicos. En lo no urbano el objetivo será la sacralización-santuarización de los espacios naturales y la ecologización de los productivos. Así, probablemente por suerte de una acreditada incompetencia en el transcurso de los años pasados, por una falta de impulso de todas las posiciones de compromiso ecológico de la propia arquitectura, o por otros diversos factores, la cuestión es que puede que la arquitectura se haya quedado, sin ni siquiera saberlo, fuera de juego, no convocada, a las próximas partidas, aquellas en las que ha de elaborarse la agenda del trabajo que toca. La ecología será el mantra con el que abordar el presente y la arquitectura una de las perversiones a superar. Desde luego nada tenemos en contra de la ecología, simplificando podemos considerar que compartimos todos sus principios y determinaciones, pero la cuestión sobre la que queremos llamar la atención es precisar el grado de desafección que la propia sociedad establece para la arquitectura en esta necesaria reconfiguración estratégica.

lunes, 7 de enero de 2013

SOY UN UTOPICO-VIRAL

Trasteando las aplicaciones de blogger (para un analógico como yo todo esto es una aventura) descubro un mapa de mi mismo en uno mudo del mundo y en unos minutos resulta que instantánea y digitalmente he emergido en diversos países además de España: E.E.U.U., Alemania, Bélgica, Suiza... Esto tiene morbo, mucho morbo y compromete. Llevaré la condición viral paulatinamente a sus últimas consecuencias: os pienso infectar, así que pincha Compartir en vez de Me gusta, o las dos cosas, que quizá se extienda mejor y deja caer algún comentario de vez en cuando. Pero antes de callarme hoy compartiré lo que acabo de considerar como un pequeño hallazgo: para Z. Bauman la democracia liberal no es más que una potente utopía, así de aparentemente sencillo.

SUCCIONES

Con los Reyes Magos retornando a su domicilios aparecen los bomberos en la esquina de mi casa. Alguna tubería ha reventado, ha inundado los sótanos del edificio de enfrente en el que el anticuario del bajo guardaba reliquias sin valor, ha derrumbado la triste pared que las separaba de las ruinas de muralla islámica, apreciables en una de las pocas profundidades históricas de esta lamentable ciudad con tanto resto desafortunado, y las sillas de extraña memoria han empezado a flotar pon una calle inundada. Ni surrealismo, ni realismo mágico, discontinuidades en la puerta de mi casa. Pero qué hacen los bomberos: por un lado chupan agua intentado controlar la inundación, por otro agujeros sin control buscando el origen de la pérdida. Por supuesto los ruidos, las luces, los colores chillones en el atardecer convocan a más que un barrio con compartida actitud interrogante. Y entonces yo (ese yo arquitecto imperdonable) me pregunto: por qué no aparece un arquitecto de guardia que intente poner orden en este gruyere que se está convirtiendo una calle hasta hace un rato tranquila. Es qué no existe un arquitecto para festivos que controle esa obsesión por la oculta infraestructuración de la ciudad, que hay que dejar solos a unos bomberos con sus motopicos afilados buscar una tubería en un pajar. Definitivamente estamos fuera del presente.

sábado, 5 de enero de 2013

ARRANCAMOS

A principios de 2013 cuando la arquitectura se aproxima a otro abismo y yo desde un rincón frio escribo sobre cómo liberarla del círculo vicioso del que no sabe salir, como si yo fuera alguien capaz de eso, arranca este blog con el que pretendo dejar constancia de lo que la permente formalidad que me autoimpongo no me permite. Será pues un blog sucio, oscuro, probablemente triste, a veces irónico, esa cara que normalmente ocultamos.